Me voy a poner melancólico, voy a escribir ese tipo de entradas que hacía hace ya su tiempo, cuando volvía de la calle, en una noche genial a su modo y única en su tipo.
Y es que por mucho que uno lo niegue o le guste aparentar lo que no es, la verdad acaba traspasando de forma fulminante todos los tapujos que le pongas. Y cuando uno me conoce, sabe quién soy, quien he sido y qué estoy haciendo... se da cuenta de la verdad. De mi incómoda verdad.
Es mi verdad y es en cierto modo mi calvario, es mi pequeño gran problema y la cura no está hoy a la venta, ni lo estará mañana. Quién sabe, quizás nunca, o quizás la suerte me mire con sus ojos azules y me guiñe un ojo. Cuestión de tiempo, aunque el tiempo me debe preguntas y respuestas que sus cuestiones no responden. Ya cogeré yo a ese.
No tengo remedio, voy en caída libre y no llevo paracaídas. Verás tu, el leñazo va a ser de agárrate y no te menees. Aun así me gusta abrir los brazos en la caída, que igual me coge de la mano y me para, o igual me empuja a caer más rápidamente...
"Pagaría porque me volvieras a decir lo bien que me huele el cuello"
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