He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

Cuestión de puntería.

La forma de ser de cada individuo, está lógicamente afectada por la influencia del resto de individuos que componen su comunidad cercana.
En algunos casos, este factor es clave a la hora de comprender la personalidad de cada cual, pero en otros, este factor apenas tiene un efecto claro sobre la personalidad de otros.

Pero me temo, que mi caso es claramente el primero. Y no es una influencia inmediata, es como un veneno que drena por mi piel y llega hasta mis venas, y así hasta el corazón, bombeándolo por el resto de mi cuerpo.
Todos aquellos malos tragos (a cualquiera que sea el nivel) me están haciendo mella. Pecar en su día de inocencia provoca el cambio a lo contrario. Pecar en su día de benevolencia desemboca en su contrario.

Y me da pena, porque mi forma de ser deja escapar ante mis ojos oportunidades preciosas, que sé para mi desgracia, que jamás se repetirán. Aquellas personas y momentos, se fueron, y nunca jamás podré tenerlos. Pero vuelve a actuar el veneno, y poco me importa aquello que pudo pero no llegó a ser.

Me vendría bien perderme en una montaña durante dos semanas, o desconectarme del mundo durante un mes. Desaparecer, resurgir de mis cenizas y empezar poco a poco, con buen pie o con buena letra. Quizás así consiga saber qué hacer contigo. Cómo llamarte, cuándo llamarte, qué decirte, cómo...
Ando perdido, pero la paciencia parece estar de mi lado, tengo tiempo y esperanza, veamos qué es lo que se pierde último realmente.

Bueno, me voy que me estás hablando y no quiero hacerte esperar.

Pellízcame, esto no puede ser cierto.

Pasó hace días, que servidor que les habla, se fue a echar un par de días en tierras extranjeras, más concretamente a Sevilla. Me encontraba allí viendo a los Mamá Ladilla, pero realmente ese capítulo tan fascinante no viene al caso.

Hay algo de dicho viaje, que hoy me trae aquí. Algo que en el momento de verlo, no pude dar crédito ni débito ante tal abrumadora realidad. No hablo de la impecable calidad de las mujeres sevillanas -o de las que viven allí-, hablo de un canal, MTV España, y más concretamente de un programa. Un programa que me hizo morder el cigarro de rabia y asco a la vez. Hablo, de una mierda apodada "Mis dulces 16" o una soplapollez similar a ésta. Nunca tuve aprecio a dicho canal MTV, sobretodo a raíz de la creación de MTV Rock, que puedo asegurar que aún sigo sin haber visto eso mismo...
Pero mi desprecio hacia tal cadena, no iba a hacer otra cosa que empeorar. Por segundos, minutos y gracias a mi querido amigo Javi, que consiguió estirar el brazo para hacerse con el verdugo de tan jodidamente 
asquerosa mierda, el mando.

Este programa, trata sobre adolescentes (chicas en su amplia mayoría), que sueñan con su decimosexto cumpleaños, como su coronación como princesa, como estrella del rap o incluso como futura actriz de  Hollywood. Nada más lejos de la realidad. Hablamos de niñas repelentes de pies a cabeza, por dentro y por fuera. Se ven como el foco de atención, quieren serlo por encima de todo. Ansían poder, dinero, fama... y que sus papis se lo paguen todo -y más-, pues lo "mejor" del programa no es ver cómo estas chicas son una autentica fuente de gastos, ni tampoco el pastizal que se dejan en la fiesta en sí, ni en cómo los amigos de estas chicas, pisan el suelo que ellos caminan... no, lo mejor de todo es intentar adivinar cuál será el acojonante regalo con el que padre o madre en cuestión, demostrara lo cuan malcriada está su hija. Mercedes, Mustangs... todo es poco para su ojito derecho de su cartera.

Así que digo yo: ¿Crisis?

Retrospección.

Pasan los días de forma plomiza, sin darme cuenta. No tengo una percepción clara del tiempo, no sé cuando avanza ni cuando retrocede. Sigo igual que años atrás, mi cabeza divaga por los mismos rincones, sin encontrar luces que indiquen caminos, soñados quizá en los días de niebla monótona sentimental.

Mi teclado está cansado de mi, del mismo devenir de ideal. Hoy estamos bien y mañana mal. Algo tengo que estar haciendo, que no agrade a mi karma. Algo estaré haciendo de una forma tan catastrófica, que hasta mis propios sueños desean hacerme hincar las rodillas.

No hay cambios en mí. No puedo responder a la pregunta que busca novedades en mi vida, por el mero y simple hecho de que no existe la novedad. Los mismos fallos siguen ocurriendo. Sigo siendo el mismo. Aquél que gasta sus días en un bar, con copas como acompañantes y amigos como tesoreros. Aunque no es de extrañar, que a veces mi único receptor, sea el efímero humo del cigarro, que dejo consumir entre los dedos.
Continúo mirando a la inmensidad del cielo negro, adornado por estrellas que me entretienen y ayudan a no pensar. Me siento bien cuando las miro, sigo con ese sentimiento tan estúpido y vacuo...

Sigue la monotonía. La retrospección en mi vida, es el fiel reflejo del presente, con vistas hacia un futuro, que se torna oscuro y sombrío. Condenado a la decadencia, o al devenir de estados. Mañana será otro día. 
Hoy bien, y mañana mal.

Sueños.

-Míralo, ¿lo recuerdas?. Es aquél pardillo al que insultábamos y del que nos reíamos todos. Y parece que viene con amigos, va acompañado. No entiendo cómo lo pueden siquiera soportar, ese niño es un pesado, seguro que se les ha pegado. Siempre hace lo mismo."

Me enteré perfectamente de la conversación. Mi vista estaba en mis amigos, pero mi alma estaba en la mesa donde aquella chica, a la que recuerdo perfectamente. Son uno de esos momentos en los que te enteras de cualquier conversación por muy lejana que sea, y yo, ya estaba cansado de todo, así que decidí actuar. Me levanté y fui hacia ella.

-¿Qué coño has dicho, gorda?
-...¿perdona?
- Ni perdona ni poyas. No quiero volver a escuchar tu asquerosa voz, así que métete un filete en la boca y cállate de una puta vez.

No le dí tiempo a nada más, me fui y olvidé el asunto, pero esto no iba a acabar aquí, aún tenía que suceder aquello.

-No sé que mosca le ha picado a este imbécil...
-Pero tía, ¿porqué te ha insultado, qué le hiciste?
-¿Yo? Yo nunca le hice nada, este es un exagerado.

Volví a enterarme, y ahora llegaba el segundo asalto.

-¿Que tú nunca hiciste nada?. De qué cojones estás hablando. Tú eres tan culpable como el puto resto. Tú no sabes lo que es, que desde sexto de primaria hasta cuarto de secundaria estén clases enteras señalándote con el dedo y riéndote, empujándote, dándote golpes... , no, tu no tienes ni idea. A mí nadie me va a dar una nueva juventud, porque ustedes me la quitasteis, a base de golpes y a base de insultos. ¿Con qué derecho?. ¿Sabes lo duro que es, no añorar para nada mi infancia? Tú que vas a saber. Siempre fuiste una puta egoísta de mierda que te dejabas llevar, como el resto de imbéciles que te rodeaban.

Acto seguido me volví a alejar de ella, pero hubo un sonido que me hizo frenarme. Ella estaba llorando. Es como si se sintiera arrepentida de todo el dolor que me hizo, o de todo el dolor que ayudó a que me hicieran. Se levantó, me miró, se acercó a mí y me dio un abrazo. No supe que hacer, estaba totalmente anonadado... hasta que hubo algo dentro de mí, que me impulsó a corresponder el abrazo. Estaba sintiendo pena. Pena por una de esas personas que tanto me hizo sufrir y a la que tanto odié.