He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

Devenir.

Entre constantes azares del destino marco mi tendencia a vivir. A veces no sé si esto es causa de mi forma de vida o que mi forma de vida se camufla con esto. Miro atrás y sin innumerables los momentos que volvería a vivir con resultado diferente, más que arrepentirme reconozco mi forma de ser, soy consciente de que volvería a tomar las mismas decisiones, dejado llevar -o no- por los errores -o aciertos- de éstas.

Todo continúa. La vida no para a esperar a nadie, sino que prosigue si marcha con implacable indiferencia. Y yo, tratando de seguir su ritmo, escribo y dejo escapar trozos de memoria entre suspiros y derrotas. Hoy sólo quiero mantener un hijo en forma de creatividad. La web en su amplitud me asombra y asusta. El hastío de un blog en mitad de la nada, la pequeña porción de vida que representa. Razones para estremecerse ante la inmensidad.

Uno se afana al día a día, a sus pequeñas cosas. Digamos que seguimos el camino que nos conviene, no osamos salirnos de él, pues jamás podremos hacer nada. Pero por otro lado nos venden el cuento sobre unión y fuerza. Antítesis que choca como pelota en las paredes de mi cabeza.

Ante todo ve de frente. Intenta ser tú mismo en todo este amasijo de personalidades que se cruzan y se venden en el escaparate de tus ojos. Existen dos tipos de felicidades, o al menos así las veo yo: la interior y la exterior. Estar bien contigo, para así estar bien con los demás. Ser feliz contigo, para poder serlo con los demás.

Precioso choque de contraposiciones. El reconocimiento de las ideas que brotan, la acumulación masiva de éstas, me provocan asombro. Sigo manteniéndome vivo. Alzo mi cigarro en honor a las estrellas que comparten conmigo mis desvelos.

Estoy empezando a encontrar mi razón por la que existir. Me siento genial.

PD: En poco tiempo comenzaré a crear un canal de Youtube donde -entre otras cosas- haré versiones resumidas de ciertas entradas del blog. En un tiempo, lo daré a conocer, espero que lo veáis en su día.

Como el alfa y el omega.

Ante lo irrisorio que puede llegar a ser la vida tenemos el gran estigma de la pragmática que es frenarnos en los intentos, dejar de caminar antes de siquiera empezar.

Mira alrededor de ti y comprueba lo inmenso -y lo inapreciable- que es el mundo que te rodea. La continua antítesis de ideas y pensamientos que pasan ante tus ojos mientras tratas de aclimatarte al término abrupto que algunos llaman "vida". Nacer bajo los dictámenes de una situación, sin ser consciente de las consecuencias que ésta puede acarrear. Correr y sudar, por alcanzar una misma meta, vivir el camino con prisas, tropezar con el más mínimo obstáculo.
Tratas de alcanzar una perfección en todos los ámbitos impuesta por la sociedad, alcanzar el amor, el dinero, la fama, la belleza. Pautas a seguir. Otros viven sin tapujos y logran mirar con desprecio la creación de un ser por el que otros, prefieren gastar su existencia cuestionando cómo llamarlo.

Maravillarse a la vez que echarse a llorar. Es como vivir entre continuos bombardeos, que mantienen tu mente ocupada y lejos del esclarecimiento. Despertar entre marabuntas de emociones. Te asomas a la ventana y un día el vaso medio lleno, otros medio medio vacío y otros ni siquiera ves el vaso. No siempre salen las cosas como planeas, los imprevistos brillan por su presencia. Aunque siempre tienes algo que consigues arrancar de tu existencia que te entristecería perder; una ser, una posesión, una idea, un objetivo. Siempre nos aferramos a lo imposible cuando nos faltan las ganas de vivir. Parecido a un mecanismo de supervivencia, el auto-engaño.

Pero siempre merece la pena seguir. Aunque no te queden ganas. Aunque vayas a dejar atrás todo lo conocido para entrar en un nuevo mundo, o un nuevo universo. Es igual lo agravado que sea el cambio, siempre encuentras algo por lo que olvidar, todo el texto anterior. Algo -o alguien- que te ayude a mantenerte en la línea de la cordura, que te separa a tí del resto de personas. Esa línea que nunca cruzas por miedo al qué dirán. La misma línea que cruzan aquellos que antaño, hicieron historia y que ahora, por coincidencias también históricas, vuelven a ser llamados locos.

Quizás yo esté un poco loco. No como ellos, pues mi locura desencadena juventud y la de ellos genialidad. Quizás mis historias no sean más que otro batiburrillo de teoremas mancebos que surgen en el basto mundo de internet. Todo queda en el juicio más -o menos- justo que hagan los ojos que leen. Por mi parte, no puedo poner más.

Ésto es lo que os puedo contar hoy.


Para nada.

Amasijo de pensamientos en la cabeza, ideas poco claras, movimientos bruscos. Sólo busco salidas en mi mente, escapes de humo que me salven el día. Un día mas, sobreviviendo, aguantando, como si pesaran el transcurso de uno tras otro.

El camino no siempre es fácil, las piedras abundan más que faltan. No falta el día que no falte la hora que no falte el minuto que no desactive mi cerebro, la función "pensar" queda activada 24 horas al día, y la función "apagar" queda perdida en mitad de tanto alboroto. Callaros. No consigo escucharme con tanto pensamiento. Bájate del carro, chulo. Que no sirven de nada los textos.

Poeta de media torta. Apaga ya la luz, que la realidad no se difumina como el humo del cigarro. Ahí va a estar, durante toda tu puta vida. Para joderte o para alegrarte, ojo, tú eliges. A lo hecho, dicen que pecho. Que si de los errores se aprende, y no olvides ser consecuente con tus actos. Las frases no faltan cuando estás de mierda hasta el cuello. No hay problema. Bueno, sí que lo hay, que la mierda no se va a limpiar sola. Ni nadie va a hacerlo por mí. Yo aprendo de lo que hago, y tomo nota. Callado como puta.

Sin decir ni mú.

El error lo puedo cometer una vez, pero dos... bueno, me parece que estaríamos sacando los pies del tiesto del sentido común, como se dice por aquí "eshate ahí". Pues eso, "éshate". Que las cosas van como antojan y uno en su imperfección le echa cojones como mal puede. Pero lo dicho, que a lo hecho pecho, que aprenderé de los errores, y nada, a joderse.

Escúchame niño, dejo ya de escribir, que esto no sirve de absolutamente nada, sólo para quitarme la espina de explayarme un poco, me tiro el pegote o me pego el moco, pero yo me desheredo de todo lo futuro que me caiga encima. La mierda, que se la coma otro. Así que eso, hora de actuar, vamos a dejar claro, que éste va a ser el primero, a la vez que el último.

Que uno es tonto,
pero no tanto.