He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

Me sigo emocionando -aún-

Me dí cuenta, me enteré, de que este pasado mes de agosto hice ya 4 años de vida junto a este espacio donde me dejo llevar mentalmente y suelto prendas sucias y feas que a nadie le gustan pero que a mí, dentro de su imperfección, me siguen enamorando a su manera. Diferente por el paso del tiempo, pero igual en cuanto a sentimiento se habla.

Me postro hoy, en tu honor, de rodillas y abierto como forma de sacrificio y orgasmo a la vez. Como una especie de eutanasia vital que deseo hacer. Como si en el fondo fueras tú, hoja en blanco, lo mejor que sé hacer. Como si fueras verdugo y orgullo a la vez.

Por la boca muere el pez y por mis letras yo debo perecer, día a día, arriesgándome al dejar todo esto y aquello a la luz. A la vista de cualquier (in)deseable. En un mundo abrupto que es internet que a su vez, no es más que una muestra más de los altibajos que muestra cualquier ser. Tanto tú, como yo. Pero internet nos permite algo así como un falso sentimiento de seguridad semejante a lo que produce el alcohol, sin ir más lejos.

Pero realmente, este blog casi sin quererlo se ha convertido en una especie de diario íntimo y personal sólo reconocido como tal por mí. Porque capto las ideas y mensajes que cada párrafo o canción vienen significar justo en ese preciso instante.

Y eso me hace sentir vivo, como si tuviera en mis manos algo preciado y fetén.

En fin, sigo con mis cosas, y con respecto a este blog, cumple este año casi su primer lustro, de todos los que quedan. Y ojalá se convierta en algo intergeneracional. Con entradas mías, de mis hijos, de mis nietos, de mis sobrinos. Que el gusanillo emocional y creativo jamás se pierda y perdure todo lo que internet puede ofrecer.

Así que bueno, creo que es una meta poco ambiciosa. Pero aún así voy a llevarla a cabo. Allá vamos.