ME CAGO EN TODO.
Crisis de los 30, de los 40. Todo relacionado a lo vivido, a lo no logrado. Aquello que quisiste y no pudiste, a esa oportunidad perdida, a ese momento no vivido. A esta edad se empieza a mirar atrás y salen cuestiones: ¿podría haber sido mejor? ¿es esto lo que quiero en mi vida?
Banalidades, superfluas y carentes de lógica. Son las mismas dudas de siempre, de generaciones pasadas y venideras, no das, recibes o aportas nada. Te haces viejo. Es una puta realidad. Pero como hace años -más de una década- entendía las cosas de una forma, ahora, lo hago de otra. Diferente de aquel momento, pero con algo en común: yo soy yo y mis circunstancias. No me jode no lograr mis metas, por el simple hecho que no me impuse ninguna. Solo quería ser lo mejor posible, ayudar sobre todo, y teniendo en cuenta mi pasado, mucho estoy pidiendo. Porque desde luego, motivos lógicos de provocar una desgracia ajena o propia, estaba más que justificada.
Creo que logré esa meta. Quiero seguir siendo buena persona, no quiero perder del todo la fé en la humindad. No quiero rendirme -del todo, de nuevo- y sentenciarme a mí mismo. Sigo siendo fiel a mis raíces, ácido, un puto cabrón dispuesto a echar sal en tus heridas basadas en tus principios. Que luego te abraza y te besa con un cariño raro de ver. Un bicho que no termina de encontrar su sitio.
Pero ÉSTE es el SITIO. Nadie ve esto. De pequeño esto era una forma alternativa de un quiero y no puedo de creerte alguien, ahora, es un tesoro. Y quiero que siga así. No sé si tendré hijos, pero algo tengo claro:
ME CAGO EN TODO Y ESPERO A ALGUIEN QUE QUIERA SEGUIR SOLTANDO MIERDA.
Mientras tanto, seguiré pensando por mí mismo mientras pueda.
