He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

Iniciando el camino de nuevo.

[Pura inspiración para el alma]

Porque esto sólo se vive una vez.


Espero correr junto con los viejos perros que me acompañen, mordiendo los mejores momentos del vivir, escribiendo las gilipolleces típicas de mí, de mi edad, de mi mente, las tonterías que suelo decir... pero que siempre, llegan al alma del lector, porque lo que me pasa a mí, te pasa a ti.


Ese sentimiento de desasosiego ante un mundo hostil que nos promete más de lo que realmente nos da. Donde los sentimientos se mezclan con los instintos, donde no sabes en quién dejarte caer cuando flaquees. Lo ves venir, ves venir esos momentos preciosos, en los que lloraste porque tus lágrimas eran las únicas fotografías que podías hacer de la esencia de tus sentimientos. En los que tu compañía, era la mejor por tener, donde sonreías porque no tenías nada mejor, ni nada, de lo que preocuparte. Tienes dos brazos, dos piernas, dos ojos, y una oportunidad única de vivir.


Quizá los vecinos de 1000 Km más abajo no la tengan, porque despertarán mamando del seno de la muerte, disfrazada de mujer de color, creada por el cabrón de la corbata y del supuesto caché.


Y mientras ellos te inundan, y matan, y se masturban. Tu, a veces sonríes.


Pero, a veces hay que llorar. Porque has bebido. O porque te das cuenta que te han tirado tantas piedras que prefieres tirarte de cara antes que seguir andando y partirte una pierna. Los pinchazos aumentan, los parches en tu corazón siguen estando donde ella los dejó. Sigues pensando en tu futuro como hace años, y por desgracia cada día la sobriedad de tu vida, hace que la difuminación sea una realidad.


Esto es así. Toca sufrir, pasarlo mal, pasarlo bien, ir mejor, ir peor, llorar, andar cojeando, flotar en la nube de la ceguera que creó aquella mujer, chocarte contra el duro suelo llamado realidad. Qué mas da. Allá voy. Aún me quedan lágrimas en la recámara para mis malos momentos, y aún me quedan risas y sonrisas, para la gente que piense alegrar los momentos del indecente servidor, que hoy, escribe con medio pie en el mundo, y medio pie en la mentira.


No, el placer es mío.

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