Regreso de nuevo mediante este tipo de entradas a mirar intrínsecamente hacia mí mismo, pues parece que los ciclos siguen su curso y acaban volviendo a las mismas situaciones y a los mismos momentos de siempre.
Y sé que vuelven los ciclos cuando de nuevo llegan a mi piel las heridas de otras batallas, anteriormente luchadas y perdidas o ganadas. Miro entonces las feas cicatrices, supurando errores y equivocaciones que hacen que me tropiece de nuevo, y se vuelvan a abrir.
Y digo esto porque alguien, no hace mucho, se encaprichó por la rata, pero supongo que mi pelaje sucio y gris o mi carácter defensivo hicieron que se cansara. Otro lúgubre episodio que añadir dentro de mis desventuras.
Mejor cierro ya la ventana, pues no quiero mirar más a la calle, prefiero girarme hacia mi cuarto. Tan oscuro y solo como siempre, echarme en los brazos de mi cama es el único deseo que me queda. Allí está, llena de pensamientos, sentimientos y emociones, que son las encargadas de dormirme y despertarme día tras día, mes tras mes.
Nunca es hora de cerrar la ventana.
ResponderEliminarCreo que mi nueva entrada te resultará familiar xD