He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

En una esquina oscura del tiempo [IV]

Dejado llevar posiblemente por el la encantadora nostalgia producida por mi anterior entrada, en estos días me propuse rescatar de aquél dossier perdido entre mis libros, alguno de aquellos textos que condené al triste destino del olvido, día tras día.

No es un final feliz para una expresión escrita, sea mía o de la persona que mas odie, una idea es inamovible si crees en ella, y no existe razón para avergonzarse de ella. Acepto y entiendo -incluso puedo decir que me ha pasado- experimentar lo que se siente cuando lees aquello y te preguntas mil y una vez, cómo, cuándo y por qué.

En fin, no escribo más introducción, creo que la idea primigenia de lo que son y serán para mi estos textos, ha quedado decentemente aclarada. Hoy os daré a conocer un par de textos, debido a que no son realmente extensos.

Primer texto

Y si me dejo llevar por el hastío sentimiento de la añoranza, descubriré, que ***** está muy lejos para mi corazón.

Y si me dejo llevar por la buena suerte, podré ver, como *****, es algo salvable, pero tu amor, infranqueable.
Cupido no viene con arco y flechas, cupido vino sin nada, lo tumbé hace tiempo, justo cuando el corazón se tornó otro hígado, para diluir mis amargas lágrimas de amores enteros con abrazos rotos.
Dame la mano, y cerraré mis ojos para así dejarme llevar por tus pasos aunque éstos me lleven al infierno, contigo, dulce infierno.
El humo coloreado de la vida, es tan denso, que al respirar me sabe a tí. Los rincones de mi corazón, están huecos de placer, hastíos de amor e impacientes por un beso de tus labios.

Quiéreme como yo a tí, y nadie nos podrá separar.
Segundo texto

Pasa el tiempo y no, no se cierran mis heridas, desde la más hasta la menos sufrida, siguen ahí, quietas y conmovidas jactándose de mi desdicha, de mi rencor el cual me abriga, el que sólo olvida el camino de la senda menos negativa.

Y aún no ando seguro sobre si esta forma de pensar, es hasta primitiva, aunque más que eso, no, no es primitiva sino auditiva.
Y con razón, me explico: tanto influye en mí la música, que es capaz de actuar como mi salvavidas, o a veces, como fuego que aviva las llamas de mi pasión, cólera o ira.

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