Me merezco todo aquello que me ocurra. Me lo tengo merecido por no ser sincero conmigo mismo. Por no querer reconocer la verdad y la claridad de ciertos asuntos.
Desde hace tiempo cojeo, desde hace mucho ando a empujones. No sigo el mismo ritmo de antes, me faltaba una pierna y he querido buscarla allí donde se vislumbraba oportunidad. Pero no es esa la solución, para nada. Un bastón he de conseguir, y suplantar la pierna que una tras otra, imagino y destrozo con mis actos egoístas y bucólicos.
Quebraderos de cabeza. Qué quiero y qué no. Pienso demasiado, y posiblemente necesite centrarme mas en otros asuntos, aunque estos me lleven el día entero. No quiero volver a abrir mi corazón con tanta sencillez. Hace años que sufrí la última devastación, y puede que si no dejo de comportarme de forma idílica, no sufra una, sino varias de estas devastaciones.
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