Son sus sueños.

Llegó la hora. El joven se atuzó bien su máscara, atando las cuerdas que lo sujetan bien a su nuca, mientras movia la cabeza suavamente hacia los lados, para acomodarse y terminar de colocar bien los orificios de los ojos, nariz y boca. Se mira al espejo, esa perilla le hace quedar como un auténtico malvado, y le gusta mucho creérselo.
Se ajusta los brazales, mientras piensa en ese público que le abucheará. Luego fija bien las rodilleras y coderas, mientras recuerda uno por uno esos movimientos que tan bien ha entrenado con su compañero, esta tarde no ganará él, pero está dispuesto a dar el mejor espectáculo de su vida. Se abrocha bien los cordones de sus botas, y a la vez piensa en que clase de entrada debería ofrecer, no sabe bien como va a moverse por el ring, y eso le hace ponerse nervioso cada vez más.

Empieza a sonar una música, es la hora de que entre su rival. Los gritos resonaban por todos lados, los aplausos no podian evitar ser oídos, y su tensión, a medida que el tiempo pasaba... iba en aumento, la adrenalina empezaba a apoderarse de él, pues ya su rival estaba más que listo y esperándole. Suena esa música, la que lo clama. Y sale a escena, como un actor más... movimientos de chico rudo, que al público hace sacar sus abucheos mas deseados. El es feliz, la gente en cierto modo, le quiere, siente el fervor, y ya no es un luchador cualquiera, ahora es adrenalina pura.

Los golpes se suceden, cae varias veces, se levanta, cánticos de animo, abucheos... llegó el final, se realiza el último movimiento, y en ese instante, en la cabeza de nuestro pequeño héroe, resuenan sólamente sus latidos, pues aquí acabó todo. Está en el suelo, se hace el dolido, la gente clama a su compañero, pero otra parte lo aplaude, y le sonríen. Saben que ha dado el 100% de sí mismo, y saben el gran esfuerzo que eso conlleva. Se vá del ring, con la impresión de haber hecho el mejor combate en siglos, se abraza con su compañero, se le saltan un par de lágrimas de emoción contenida, y acaba la velada, durmiendo, cansado, molido... pero con la sensación de un trabajo bien hecho.

...

Esto pasa aquí, en la NTWE. Pero no tenemos un gran público, como mucho 20 personas. No tenemos ring, nos tenemos que apañar con lo que podemos, pero algún día, se cumplirán nuestros sueños, y se demostrará que hay mas ganas aquí, que en otros muchos lugares con mejores situaciones. Porque debajo de los pantalones de cada luchador, hay un par de cojones para seguir día a día, en un ring o en donde sea, sin importarle nada mas que su hobby.