Cuaresmáticamente hablando.

En su día, le tocó recibir al Carnaval y ahora, a pocas semanas de iniciar la Semana Santa, va siendo hora de que pase por la quilla. Aunque realmente, el que pasará por la quilla seré yo, porque no tardarán en saltar los más refinados eruditos en decir: "típica entrada de carnaval/semana santa". Los críticos literarios que constantemente me obsequian con sus perlas escritas aquí, en mi más que humilde blog.

Creo que no sé como explicar que yo soy como el viento, hay días que estoy de calma, otros que salto como el levante y me paso las tonterías por donde la espalda pierde su noble nombre, y otros soy ese poniente frío que te da dolor de cabeza con sus respuestas. Así que, guste o no guste, parezca más original o menos... voy a ir al tema, a mirar con ojo crítico la Semana Santa, adulada por muchos, criticada por un pequeño grupo en tendencia ascendente, posiblemente como todo en esta vida, por moda.

La Semana Santa, es dentro de la época de cuaresma, el momento cúlmen. Cuaresma vienen ser cuarenta días de recogimiento y paz espiritual, intentando quemar así los pecados mundanos, causados en gran parte por el ritual anterior, el Carnaval. Encontramos de momento, que todos los Carnavaleros que critiquen a la Semana Santa, no son más que falsos profetas edonistas, con ganas de parranda y de bronca. 

Aunque realmente, sus críticas tienen mucho de ciertas. Y es que hoy día, una cofradía importante de Sevilla, es equiparable a una empresa fuerte a mismo nivel nacional. Y todo de forma "voluntaria" con "donativos". Gente muriéndose de hambre, y otros mientras tanto, vistiendo cada año a sus estatuas de forma lujosa...
"Trozos de madera", pensarán los más incultos. Llamar trozo de madera a una importante pieza del Barroco castellano de escuela andaluza, es como afirmar que *"El pensador" de Rodain, no es más que un vulgar trozo de mármol, y eso es, una grave muestra de ignorancia. O de rebelde porque sí, rebelducho de boquilla que critica por ser más chachiflástico que el compañera de al lado, el de la camiseta del Ché.

No obstante, ese lloro y sentimiento desenfrenado... no es más que una muestra de ese sentimiento tan fuerte que dura una semana, o que quizás se ve extraño, si tenemos en cuenta que ese que llora por su Cristo tan "castigado" es el mismo que está mirando mal a una persona por ser homosexual, o el mismo que le corta las alas, o el mismo que mira por encima del hombro a cualquier ateo. Tanta religiosidad, me hace ver mas hipocresía que de costumbre. Y claro, ordinariez. No faltan los "Olé chiquillo" típicos de aquí, como si de veras esos treinta tíos que estén debajo del paso, los necesitasen, como si esos gritos de maruja barriobajera dieran algo fructífero.

Y lo de las obras de arte, debe de ser respetado por los fanáticos y los contrarios. No quiero que se tilden como "vulgares trozos de madera", pero no necesitan cambiarles de ropita cada año, como si de Barbies hablásemos. No hay que darles besos, pues eso desgasta y daña la obra, y menos aun estar sobándolos como si de tu nieto se tratase. Menuda falta de respeto, y menuda muestra de ya sí, algo superior, subnormalidad.  

Es casi lo mismo que afirmar que la música de Semana Santa carece de valor musical, cuando realmente tiene un valor equiparable a cualquier banda sinfónica. Salvaguardando algunas diferencias, claro. Compositores de dichas marchas, son sabios y conocedores del término, siendo la mayoría maestros en algún instrumento de complejidad elevada. Quizás a no muchos les guste el alto volúmen, pero vivimos rodeados constantemente de sonidos muy fuertes, así que espero que si cortan uno, corten todos. O todos moros...


* Fallo mío, "El pensador", es de bronce, y además, se escribe Rodin. Se nota que ni el francés es lo mio ni el arte ¡no se puede ser perfecto!