He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

En una esquina oscura del tiempo.

Hubo una época en la cual yo no tenía blog, y todo lo que escribía estaba hecho de la forma más arcaica -pero no menos efectiva- que sabe hacerlo la raza humana: a base de bolígrafo y papel.

Escribía de todo, me era indeferente el estilo y el tema era arbitrario, cada día escribía sobre temas que me iban apeteciendo, indiferentemente de la relación que pudieran llegar a tener éstos entre sí. El problema de escribir de este modo, es que ahora tengo un dossier repleto de hojas escritas, y creo que hay cosas que realmente deberían ver la luz y ser publicados. Porque creo que es parte de mí, y como otra parte de mí más, merece tener constancia en la historia de mi vida, como es ya este blog que voy queriendo cada día mas.

No quiero dormiros con mis monsergas ambiguas, a sí que empezaré a redactar ya mismo los textos. Posiblemente tú, que sueles leerme, conozcas el contexto de cada escrito o incluso recuerdes viejos tiempos. Espero no abrir viejas heridas, esto es sólo por amor al arte.


 "Las hormigas se llevaron su vida"

Allí se hallaba él, sentado en el duro pero confortable suelo de parque de su casa. Viendo como una hormiga cargaba con un gran trozo de galleta, en comparación con ella misma.
Echó la cabeza hacia atrás y suspiró. El blanco del techo y el salmón de las paredes eran como clavos que le hacían sangrar los ojos. Imaginó por un momento si él, al igual que la pequeña hormiga, sería capaz de cargar con el peso de toda la vida que le quedaba por delante sólo, sin ayuda, sin nadie más que él mismo.
Volvió a mirar hacia el trozo de galleta, no había ninguna hormiga.

-No eres tan fuerte como pensaba- Se dijo para sí mismo.
A los pocos segundos, aparecieron no una sino cuatro hormigas y entre todas empezaron a cargar el trozo. El joven sintió envidia y melancolía a la vez, sin saber muy bien el por qué.
-Joder, si antes lo digo...-Calló la última frase, como si esperara que alguien la completase, pero no fue así.
-Maldita adolescencia, ojalá acabe pronto, sé que éste se considera un período de estudio, diversión y jovialidad, que la vida son cuatro días, pero para mí esos cuatros días son demasiados para las ganas que tengo.
Sólo me quedan ánimos para escribir, de intentar dejar un legado o un recuerdo, de canalizar mi desgana sobre algo "productivo".

Mientras pensaba ésto, cerraba los ojos y dejaba caer una lágrima sobre su rostro. Cuando dejó de pensar, abrió los ojos, cogió la lágrima a punto de morir en su boca y la observó mientras su dedo humedecía por momentos que ésta continuaba con su recorrido. Dejó caer la lágrima durante unos segundos, hasta que cerró el puño y acto seguido apretó los dientes y se golpeó con éste en el pecho en un manifiesto de rabia y dolor.

Miró de nuevo a las hormigas, había unas diez. Entonces se dio cuenta que su dolor y su pesar aumentaba igual de rápido que el número de hormigas.

Hasta que la galleta se acabe, o hasta que su vida se consuma.

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