He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

Como mochuelo sin olivo.

"Me gusta el título para una futura canción de algún grupo estilo Marea"
Así sin más. Como tratando de evitar el círculo inevitable de amor-desamor-amor-muerte que todos llevamos escrito en las venas. Partimos de una misma base, pero luego cambiamos constantemente los caminos, aunque casi todos vamos hacia el mismo destino. La gracia es buscarnos un -o una- compañero de viaje que sepa aguantar todos nuestros defectos y que -recíprocamente- toleremos los suyos, llegando a tildar dicha relación de "perfecta".

La primera en la frente. Bien empezamos. La perfección en sí no existe. Es nula. Digamos que fué el adjetivo que se creó para las deidades. Ellos son superiores porque "son" seres perfectos.
En este caso, tras meditarlo, podríamos decir:
"Las parejas se eligen con el mismo criterio que votas a un partido político. No por el mejor, sino por el menos malo."
Yo no voy a obligar a nadie a que me haga caso. Pero mi opinión es digamos una de las dos grandes vertientes o alternativas que hay a la hora de afrontar la gran mayoría de estos casos, y la otra, digamos que es pensar que el amor es una fuerza sobrenatural perfecta que puede cambiarlo todo y puede hacer magia de colorines. El -o la- que quiera vivir en el mundo de My Little Pony está en su derecho.  

Y el -o la, otra vez- que opine que dado la primera opción, la mejor solución o método para actuar o llegar a la meta antes que nadie sea tan simple y llanamente ir saltando de relación el relación, se acabará dando cuenta -más temprano que tarde- de la cantidad de tiempo que ha perdido entre ligoteos, arrumacos, mimos y cortos períodos de cortejo. Que acaban desembocando en finales sumamente parecidos con parejas drásticamente diferentes.
"Ya sé que la vida es fugaz. Pero nadie se muere por pararse a pensar dos veces, lo que va a hacer o lo que va a decir."
 Vamos, después vienen los disgustos. Porque SIEMPRE vienen. En algunas relaciones se ven venir a éstos sin que siquiera la relación haya empezado. Como diciendo que lo llevan jodío hasta las cejas antes de darse dos besos. Pero oye, ahí te quedas y ahí sigues. Todavía no llego a comprender la necesidad emocional de tener pareja, pero supongo que entre los jóvenes mas inmaduros -las cosas claras y el chocolate espeso- que el corazón los lleva de oca en oca, es la fantasía lo que les empuja. De nuevo el concepto de perfección. Cada tío -o tía, esto me está hartando un poco...- con el que se relacionan, pasa a ser perfecto. Y si encima de que la perfección es un cuento, no se tiene ningún criterio a la hora de juzgar a nadie... pues oye, mal vamos.

Yo supongo que tendré que mejorar en muchísimos campos, y seguramente dentro de las relaciones -el tipo me da igual- tenga que pulir más de un matiz. Así que no me voy a poner a criticar los golpes que le dieron al mochuelo en el olivo, porque en el fondo el mochuelo se los vió venir todos, los de ahora o los de hace tres años. Pero como pensó que eran las alas de otro mochuelo que se acercaba, se dejó impactar por los palos y cayó al suelo, el ingenuo.

Así que dejadme ya de "clavos que sacan otros clavos" y de "puertas que se cierran, otras que se abren", que me tenéis los cojones hinchados de tanto bricolaje, que más que sufrir por amor parece que estoy montando una mesita de noche.


No hay comentarios:

Publicar un comentario