He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

¿Libre, quién?

Hoy día parece estar instaurada entre algunos jóvenes -y jóvenas, que luego se me acusa de machista- cierta predilección por ir siempre a contracorriente, como si la contracorriente fuera ahora una especie de estatus quo en el que todos quieren estar, por no sentirse fuera de onda.


Jóvenes y no tan jóvenes que gritan al aire que son libres, que dicen ser autosuficientes y con una conciencia plenamente formada y a la vez, totalmente independiente del mundo que les rodea, nada mas lejos de la verdad. No parecen ser conscientes, del mundo en el que nos toca vivir, y del modo en el que ese mundo, se mueve, un modo general, un modo heterogéneo... hablamos del cosmopolitismo.


Desde que vivimos estamos condicionados a ser de un modo, negando nuestra libertad incluso antes de existir siquiera. Actuamos influenciados por nuestro entorno, que gracias al mundo de los medios, nuestro entorno abarca al mundo entero. Nadie lleva su propio rumbo. Lleva un rumbo ya prefijado, no quizá por su vecino pero sí por su cantante de Jamaica. O quizás un rumbo que dirige cierto liberador cubano de moda, sobre el cual -que cabe destacar su magnánima figura contra el capital- se está creando una riqueza, que nadie podrá negar, pues sus camisetas y demás artículos se venden como pan caliente.


Pensamos que somos únicos -y lo somos en cierta manera- a la par que soberbios, pero no somos más que un mejunje creado por años de educación, no necesariamente paternal, pues en la educación afectan multitud de factores más.


Así que mejor, vivan la vida del mejor modo que sepan, intenten siempre cuestionar todo aquello que llegue a sus vidas, información como amistades como cualquier tipo de sentimiento que crean que ha florecido. Nunca aseguren nada, siempre tengan un plan B, pues en la mayoría de ocasiones las cosas nunca ocurren como uno quiere, pues de un momento a otro, uno quiere blanco como mañana puede querer negro. Valorad con sumo aprecio todo aquello que emane el más mínimo ápice de certidumbre y jamás os rindáis.


Pues en esta vida no es más libre el más valiente sino el que menos teme.

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