Ni soy perfecto, ni lo fui ni quiero serlo. Nadie quiere a los príncipes azules, son muy aburridos no te dan pie a un fallo, un error, una risa tonta, dos besos, conciliación, hacer el amor.
En parte orgulloso en parte no, si tengo el don de lenguas no es problema del sistema ni de una extraña ecuación, tu naciste con dos palmos más de músculo que yo, no pretendas incluir la modestia en tu currículum, porque a veces aunque la vida es triste nos da cal y arena, pa construir los castillos de mis pensamientos, que se derrumban con el paso del -poco- tiempo.
Así que ven, acercarte a mi vera, dame la oportunidad de equivocarme mujer, aunque no nos conocemos, de aquí puede salir algo bueno -o no- pero en fin, me cansé de esperar besos tristes de bocas que vuelan por mi ventana, así que mejor dame la mano, agarra bien esa cerveza y dame un beso de los que te dejan si respiración, que esta noche tu y yo haremos el amor, perderemos la cabeza y no nos vamos a pedir ni perdón.
Torpe profeta de bragueta.
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