He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

Violencia política.

La situación actual de las calles españolas no es la misma que la de hace cinco años. Antes evaluábamos con suma meticulosidad nuestro -por aquel entonces- preciado estado de democracia, el cual iba en declive sin siquiera saberlo nosotros mismos. Antes, cuando el estado económico en el país era sin duda mejor, apenas existían voces populares que se alzaran en contra de las injusticias políticas.

Teníamos cubiertas -y de forma sobrada- nuestras necesidades primarias, abarcando ya gastos meramente consumistas, lo que conocemos como "caprichos".
Sin embargo, la situación actual ha degenerado de forma unilateral hacia el declive de la economía, y con ello -como era de esperar- la alteración social vinculada a las injusticias políticas "ocultas". Ahora nadie se enorgullece de la sobrevalorada democracia, ésta ha quedado desprestigiada a lo que yo personalmente defino como: conformismo. A falta de un método mejor, nos quedamos con el menos perjudicial.

Pero el gran dilema que instauro -perdón, que recalco- es esa sensación que tenemos muchos, de pesadez, de haber llegado ya al punto álgido de la paciencia y de las buenas maneras. No suelo ser una persona irascible e irrespetuosa, y digo que no lo suelo ser, por que toda norma tiene sus excepciones. Va contra mis principios ser respetuoso con alguien que en primera instancia ya es irrespetuoso conmigo. El respeto y la educación, son a mi entender, sentimientos totalmente recíprocos. De modo que cuando aparecen en las noticias, casos de corrupción policial -recordemos que están metidos tanto PP como PSOE- o alguna trama fiscal con la casa real de por medio -el famoso caso de Urdangarín- no puedo evitar encenderme en cólera. Cuando vemos los lujos que se permite la casa real, o los sueldos de muchos políticos -y no hablo precisamente de los altos cargos- o por ejemplo la INUTILIDAD de muchísimos sindicatos. Todos estos casos, mezclados con la situación económico-política antes mencionada, es la que está creando que en muchos sitios, la gente se eche a la calle a protestar por todo esto, y más.

Ahora bien, si para colmo, se están encontrando con una serie de decisiones -erróneas- tomadas por algunos gobiernos a la hora de tener que "controlar" un poco estas manifestaciones, traducido en forma de golpes... Es simple, la violencia genera más violencia. Si un señor político se asusta, y manda a un grupo de corpulentos policías nacionales a dar palos a diestro y siniestro, puedes esperar que al principio la gente se asuste y se deje amedrentar, pero al cabo del tiempo y de forma paulatina, la resistencia será mayor. Hasta que algún día, por desgracia no muy lejanos, estaremos hablando de víctimas mortales.

Y me parece deplorable, que nos presionen hasta tener que actuar así. El fin NO justifica los medios. No me valen las monsergas que me suelten los típicos pro-violencia sobre la Revolución francesa y sus logros. En esa revolución nada mas que entre jacobinos y girondinos -sectores diferentes, pero revolucionarios- hubo mas de 10.000 muertos. Control. Por favor, tiren piedras a las sucursales políticas de los que nos roban. Quememos el Yate del Borbón. Pero entre nosotros que exista la paz y el acuerdo. No entiendo el por qué de los actos de Barcelona. ¿Quemar semáforos?... ¿contenedores?¿cortar el tráfico?... Seguramente con esos actos se haga muchísimo mas daño a gente inocente que se parte la espalda para trabajar -en contraposición a los violentos gilipollas sin ningún tipo de estudio que sólo saben meterse droga hasta reventar y liarse a hostias con la policía- o por ejemplo al resto de manifestantes que saben, que hay ciertos actos, que no vienen a cuento.

Enfoquemos bien nuestra ira. Es hora de reconocer al enemigo común, hora de marcar el camino al resto. Juntos, hombro con hombro. Son ellos o nosotros.

Y yo confío en nosotros.

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