He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

No se me ocurre título.

Lejos de ser un grito rozagante al cielo, demostrando lo que algunos tildarán, ante la facilidad de la crítica destructiva precoz. Esas críticas carecen de razón. No es trascendental mi edad, lo único significativo aquí, es el año en el que ya nos encaminamos.

No somos los jóvenes del siglo XX, no somos la generación de la Guerra Civil, que tenía males más cercanos de lo que preocuparse. Mayores metas por las que motivarse. El tiempo pasa de forma inexpugnable, y no siempre de forma provechosa. Envejecemos, el tiempo pasa y la vida se consume como las burbujas de una botella de refresco a medio cerrar. Enfermedades, dolencias y muchos mas males nos arremeten durante toda nuestra vida. Pero en el lecho de nuestra muerte, esbozamos una sonrisa junto a varias lágrimas, cuando miras a los seres queridos que te acompañan en tu ultimo adiós. La familia, los amigos. Crees que dejas a tu descendencia una educación oportuna, llena de valores constructivos e incluso con un pequeño sustento económico.

Pero hablamos de una generación distinta, que desconocía los datos que ahora sabemos todos los futuros padres y madres del mundo, de este siglo XXI. Todos queremos que nuestros seres queridos hereden el mundo que se merecen, un mundo sin conflictos bélicos, un mundo sin racismo, un mundo sin injusticias... o por ejemplo, un mundo sin contaminación. Un mundo que no envejezca más rápido que las nuevas generaciones.

Me niego en rotundo a soltar toda la parafernalia ecologista de siempre. Soy una persona que está a favor de mantener el medio ambiente lo más limpio posible y en mi casa -por ejemplo- se recicla. No voy a decir datos, mostrar imágenes, o mencionar el precio de la contaminación en relación al precio del progreso.

Pero en cambio opino, que la contaminación es un hecho y un proceso que a medida que pasan los días, se vuelve más y más irreversible. Y tan irreversible va a ser, que doy por asentado que este asunto -el de la contaminación- será sin duda el gran cáncer de este planeta.

De algo tendríamos que irnos a hacer puñetas. Ojalá no sufran muchos nuestros descendientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario