He aquí.

Este es mi blog, un pequeño sitio donde vengo de cuando en cuando a soltar ideas en forma de entradas. Siéntete libre de curiosear lo que quieras.

Diego.

Canciones.

Da miedo conocer o al menos ser una de esas personas, a las que como a mí, una canción puede hacernos subir al infierno o bajar al cielo. Da miedo sentir la música así, por que es como abrir el libro de tus recuerdos. Y nunca sabes que podrá salir de él.

Ésta es la canción culpable de hoy. 

Podrá ser una tontería, pero esa canción (en combinación con la serie a la que pertenece, Furikuri, la cual os recomiendo encarecidamente) me trae recuerdos no de momentos, sino de sentimientos o de situaciones que hoy por hoy habitan en mí y en cualquier humano, pero que queremos tapar con toda clase de mierda posible.

La soledad, el tiempo, el olvido.

Todo va de la mano, esta canción es capaz de situarme en una calle, con un sol que da calor a rabiar, con gente pasando a mi lado, con mi música puesta, paseando a mi ritmo, sin nada que mirar, sin nada que te mire. Una mera persona más en el mundo. Que pasea sola. Que saluda a alguien, pero que vuele a caminar sola. La persona que le saludó se fue nunca volverá. Como la chica que besó ayer, la misma chica que juró querer, la misma que juró quererle. Todo se esfuma. Y el chico se fuma un cigarro por no tener nada mejor, y se sienta a ver las nubes pasar, dándole formas preciosas que nunca verá.

Entonces le ponen una mano en el hombro, y allí está ella. No veo bien ni su pelo, ni sus aspectos físicos. Sólo veo un gesto sonriente, que reconforta y ayuda, y un abrazo sin pedir nada a cambio, que hace ruborizar y que hace mirar hacia otro lado, pensando y latiendo a la par que ella.


Y vuelta a su casa, y se tumba en la cama. Con los cascos puestos. Ha saludado a su familia, pero aunque ellos griten, chillen y salten, el sigue sumido en sus pensamientos. No en esa chica que le abrazó, sino en cuánto va a durar. No en esa vida que pasa ante sus ojos, sino en qué le deparará. Y en cómo reaccionar.


Y vuelve a dormirse en su cama, medio destapado, en cualquier posición, y siente una mano invisible que roza su cuello y unos labios de mentira que besan su mejilla, seguido de un sentimiento sincero que reconforte a cualquiera. Pero sabe que eso, sólo está en los sueños.


O en las canciones que escucha por sus cascos enormes.


O en las que escucho yo por las noches, cuando todos duermen y nadie me vigila ni me recuerda.









1 comentario:

  1. Luffy (Hikumo) D. Straw-Hat31 de diciembre de 2010, 10:12

    GRANDÍSIMO :D

    gran entrada, gran canción, gran serie, y por supuesto GRAN escritor

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